Inspirado en las imágenes cinematográficas de Prager, el director Arnaud Uyttenhove las tradujo a un retrato lúdico, yuxtaponiendo su archivo saturado de colores con naturalezas muertas de trajes y accesorios antiguos. Después de los episodios de agorafobia, MoMA 2010 New Photography, el artista comenzó a explorar la soledad y la alienación que las muchedumbres pueden provocar, cubriendo el oscuro humor de sus imágenes con una chapa sacarina.

«Estoy interesado en crear un mundo para estos personajes para vivir», explica Prager, cuyo trabajo es parte de colecciones en el Whitney Museum de Nueva York y Moderna Museet en Estocolmo. Para su última serie Face in the Crowd, expuesta en su primera exposición individual en la Galería Corcoran en Washington, DC, la fotógrafa canalizó la mirada voyeurista empleada anteriormente por Cindy Sherman y Nan Goldin a través de la lente de la paranoia de vigilancia y post-aislamiento de Facebook. «Quiero que haya una sensación de que algo no está bien», añade Prager, cuyo programa incluye una película autogestionada con la actriz estadounidense Elizabeth Banks. Con frecuencia inyectando su serie con un humor negro que trae a la mente los clichés psicológicamente inquietantes de Hitchcock, así como pioneros como William Eggleston, Weegee o Martin Parr, los retratos de Prager borran los límites entre lo Real y lo surrealista, lo inmediato y lo escenificado, lo contemporáneo y lo nostálgico.