Amsterdam, un legado de arquitectura
Entre canales, adoquines y bicicletas, Amsterdam emerge con todo su esplendor. Lo que resulta cautivante del paisaje es la suma de las partes que hacen de esta ciudad una casi salida de un cuento. Pareciera quedarse en el tiempo, pero en realidad Amsterdam es una de las ciudades más actualizadas […]
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Entre canales, adoquines y bicicletas, Amsterdam emerge con todo su esplendor. Lo que resulta cautivante del paisaje es la suma de las partes que hacen de esta ciudad una casi salida de un cuento.
Pareciera quedarse en el tiempo, pero en realidad Amsterdam es una de las ciudades más actualizadas y de vanguardia que existen. Fue de las pioneras de la legalización de la marihuana y además destacan a la prostitución no sólo como una industria, sino también como uno de sus principales atractivos.
No obstante, por fuera de sus políticas modernas, las raíces de antaño se detectan en la arquitectura de sus casas que aún mantienen casi intactas sus construcciones originales. Uno de los legados que ha quedado de la edad de oro en el siglo XVII, son las casas de doble escalera junto a los canales.
Caminar por Vijzelgracht implica descubrir distintas viviendas con doble escalera. Hoy en día puede parecer anticuado pero en su momento, quienes pertenecían a las clases más acomodadas, contaban con dos escaleras diferentes, por derecha y por izquierda: una para hombres y otra para mujeres.
Así mismo, en muchas de dichas casas, se destacan también pequeñas puertas al frente de las mismas, debajo de las escaleras de entrada, que estaban destinadas a servicio.
Otra de las curiosidades de las construcciones de la ciudad, se debe a la cantidad de casas de distintos tamaños y colores. Todas coinciden en lo angostas que son y en como se aprovecha el espacio con pisos superiores.
Debido al alto costo de los terrenos, la mayoría de las viviendas están juntas entre sí y cuentan con escaleras caracol para desplazarse hacia otros niveles. Consecuentemente, en la parte superior de muchas de estas casas, se destaca una polea, en concordancia con la inclinación de las casas hacia adelante. Esto encuentra su razón de ser en la posibilidad que le otorga a los propietarios de elevar muebles y demás pertenencias de gran tamaño que no podrían caber por la puerta de entrada y mucho menos por las estrechas escaleras. No obstante, siempre hay excepciones como el caso del hotel Pulitzer, que para construirse requirió de 25 hogares unidos entre sí.
Pero si hay algo que definitivamente es característico de la ciudad, es la infinidad de casas flotantes que se encuentran ancladas en los canales. Luego de la segunda guerra mundial, y como una manera de apalear la falta de viviendas, fue que muchos empezaron a hacer su vida en botes. Con los años estos se han ido modernizando y hoy existen distintas viviendas flotantes de alquiler, con variedad de servicios y habitaciones.
La arquitectura de la ciudad es un tesoro que merece la pena conocer. Junto con los canales, que han sido declarados patrimonio de la humanidad, conforman un paisaje original y distinto a todo lo que conocemos.