Casa RP / Arquitecto Gonzalo Mardones
Ubicación Valle Escondido, Lo Barnechea, Santiago de Chile Mandante Marcelo Ríos Arquitecto Gonzalo Mardones V. Ingeniero Calculista Cristián Delporte Constructor Salvador Errázuriz Paisajista Adriana Errázuriz Iluminación Paulina Sir Ventanas Tecma Porcelanato Sorrento 120 x 60 cms de Atika Cocina Poggenpohl Closets y vanitorios Xilofor [rlslider id=22095] La Casa para Marcelo […]
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Ubicación
Valle Escondido, Lo Barnechea, Santiago de Chile
Mandante
Marcelo Ríos
Arquitecto
Gonzalo Mardones V.
Ingeniero Calculista
Cristián Delporte
Constructor
Salvador Errázuriz
Paisajista
Adriana Errázuriz
Iluminación
Paulina Sir
Ventanas
Tecma
Porcelanato
Sorrento 120 x 60 cms de Atika
Cocina
Poggenpohl
Closets y vanitorios
Xilofor
La Casa para Marcelo Ríos y su familia nace del encargo del ex tenista, quien fuera número 1 del mundo, en un terreno en Valle Escondido; lugar enclavado en la pre-cordillera de Santiago de Chile con un entorno natural imponente y una vista privilegiada a los cerros y la cancha de Golf.
La vivienda se emplaza en medios niveles, adaptándose a la pendiente y se semi soterra con el fin de no entorpecer el magnífico escenario natural desde la calle de acceso. Los techos, protagónicos desde lo lejano, fueron habilitados como una gran terraza de expansión: un lugar para estar, disfrutar de las vistas, el entorno y el sol. Los techos continuos a la superficie de terraza fueron proyectados con vegetación natural y pasto; pero Marcelo consideró, al igual que cada vez que visitó Wimbledon, que: «el pasto es para las vacas» por lo que se optó por implementar una techumbre con pasto sintético. El pasto artificial se instaló sobre costaneras, lo que permitió generar una cama de aire que protege la cubierta del sol directo, evitando su sobrecalentamiento e incidiendo en la climatización al interior de la vivienda.
El hall de acceso actúa como rótula que vincula y distribuye los distintos niveles generando al interior la suma de espacios continuos intercalados que buscan las vistas al jardín, la cancha de golf, el paisaje remoto y la luz natural.
La casa está planteada con dos caras opuestas: una cerrada hacia la calle, con muros que contienen las circulaciones interiores las que se bañan de luz cenital y por patios interiores; y una segunda cara completamente abierta a las terrazas, el jardín y las vistas que se protege del sol con grandes aleros y vigas.
Se optó por el uso de un único material: el hormigón visto el cual ha sido preparado con dióxido de titanio incorporado con el fin de blanquearlo. Últimamente, estudios de nanotecnología han demostrado que el dióxido de titanio incorporado en el hormigón ayuda, a la manera de los árboles, con la eliminación de gases tóxicos producidos por automóviles. (Aunque ese no ha sido nuestro fin sino blanquear el hormigón, nos parece que de ser cierto, es una buena noticia).
Todos los muros, vanos, ventanas, antepechos, etc. han sido faceteados a 12 cms, modulo obtenido de la medida de la placa fenólica.
El uso del subsuelo, lo que denominamos la sexta fachada, está presente a través de salas que se abren, ventilan e iluminan a través de patios interiores y la extensión del zócalo a la terraza. El subsuelo acoge una sala de juegos, una sala de trofeos y un cine.
Todo el interior es blanco con el fin de potenciar la luminosidad de la vivienda. El blanco permite hacer rebotar la luz, la que se cuela y controla a través de patios interiores y aberturas laterales y cenitales. El piso y guardapolvos colaboran con la idea del blanco interior ya que han sido trabajados con porcelanato blanco hueso de formato 120 por 60 centímetros. Los ventanales son de aluminio colaborando con la imagen blanca monocromática de la casa.
El jardín se proyectó como una plataforma elevada sobre la cancha de Golf, logrando ver y evitando quedar expuestos a esta.