Casas 10 y 10 + 10 / Arquitecto Gonzalo Mardones

Ubicación Catapilco, Zapallar, Chile Dos casas se emplazan a distinto nivel en torno a un vergel protegido al costado de una quebrada de árboles nativos en la ladera norponiente del Cerro el Melón, zona afectada por una fuerte sequía al norte de la Región de Valparaíso. Una de las casas […]

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Ubicación
Catapilco, Zapallar, Chile

Dos casas se emplazan a distinto nivel en torno a un vergel protegido al costado de una quebrada de árboles nativos en la ladera norponiente del Cerro el Melón, zona afectada por una fuerte sequía al norte de la Región de Valparaíso. Una de las casas acoge a 10 personas; la otra a 10 personas y 10 caballos.

La casa 10 se emplaza en lo alto aprovechando la vista a la quebrada siempre verde, mientras la casa 10 + 10 se ubica en lo bajo, perpendicular a la quebrada, dominando el valle y los potreros para los caballos.

La expresión «shakkei» en el paisajismo japonés se entiende como la forma de captar el paisaje circundante. Las casas 10 y 10 + 10 intentan captar la naturaleza en todas sus dimensiones.

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La casa 10 es una simple nave de pino insigne y columnas de acero pintado negro que se emplaza recostada sobre la loma y se abre enteramente al norte (sol) a través de una fachada acristalada protegida por un corredor de tres metros de ancho por tres metros de altura. Por otra parte su fachada sur está compuesta por un largo muro de pino negro que acoge el zaguán de acceso.

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La casa está atravesada por una sucesión de cuatro patios interiores que permiten dar luz natural y ventilación a un gran pasillo que distribuye a dos sectores: dormitorios y estar comedor; este eje va incrementando su altura y genera un interior sinuoso que redibuja la silueta del cerro del otro lado de la quebrada y enmarca la vista al valle. El atrapar los cerros a través de un gran pórtico da una idea del tamaño enfrentado a la inmensidad de la naturaleza y señala el paisaje, los potreros y los caballos que habitan la loma opuesta a la manera de un cuadro de Matías Pinto d’Aguiar de los años 90.

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La casa 10 + 10 es también una nave de pino insigne que se divide en dos zonas: una para las personas y otra para los caballos. La zona de habitaciones se protege del viento y mira hacia la zona de la quebrada; por el contrario, la zona de los caballos se abre a un corredor protegido del sol y de cara al viento controlado logrando la necesaria ventilación cruzada permanente para las 10 pesebreras, sala de fardos y sala de montura.

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Ambas casas han sido construidas enteramente en pino insigne con corredores exteriores estructurados en acero. Todas las medidas tanto interiores como exteriores han sido moduladas a la medida del tablón de madera de pino insigne al exterior y a la tabla de la misma madera al interior.

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