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E19 Apartment

El concepto del proyecto de reconstrucción del apartamento en uno de los primeros edificios de viviendas en Praga, construido en estilo funcionalista, se basó en tres pilares: espacio (vacío), luz y solitarios dentro de él.

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En la primera fase de la reconstrucción, el apartamento fue purgado de todos los añadidos infructuosos y desastrosos del tiempo. El propio espacio comenzó a irradiar. Siguiendo esta fuerte impresión, surgió la idea de mantener la generosidad del vacío e incluso potenciarla.

El proyecto se convirtió en una especie de pequeño laboratorio que explora los límites de las posibilidades materiales, la construcción de muebles y la durabilidad.

El arquitecto diseñó un gran bloque de muebles atípico que permea todo el apartamento y contiene todo lo necesario: en la entrada, dos cuartos de servicio y un armario; la masa continúa a través del espacio, ocultando espacios de almacenamiento, escondiendo la cocina detrás de puertas plegables y acomodando dos baños más pequeños. El resto del apartamento se dejó simple, complementado solo por algunos solitarios artísticos.

El envoltorio del bloque diseñado de manera atípica se convirtió en un lienzo de gran formato, perfectamente concebido por la artista Klára Spišková. Su fuerte pintura contrasta con el fondo de tableros de MDF crudos, dando al conjunto una energía única.

La cáscara del apartamento refleja el espíritu original: permanece sobriamente blanca, casi como una galería. Solo un sutil toque rosado fluye a través del espacio, transformándose gradualmente y alcanzando su punto máximo en ambos extremos del apartamento: en la sala de estar con sofás de color frambuesa y en el dormitorio, mezclándose con tonos de albaricoque y carmesí vibrante, presentes en las cortinas de Linda Kaplanová. Telas de lino de dos texturas fluyen alrededor del suave arco de la cama, separando el área de dormir y tiñendo sutilmente la luz penetrante. La expresión delicada del dormitorio contrasta con los bordes de la luminaria de Ingo Maurer y las fotografías de Bet Orten. El dormitorio puede separarse del resto del espacio y cerrarse con una partición móvil.

Los tonos rosados delicados se yuxtaponen con metales utilizados en elementos a gran escala. Este concepto de “suavidad y aspereza” se refleja tanto en el conjunto como en el detalle del interior. El concepto de color se complementa además con el tema de interior y exterior: el interior del bloque es más oscuro y más terrenal. El tono rojizo se transforma en un color ladrillo oscuro a terracota en los baños, con la luz ambiente mejorando su cálida impresión.

El diseño acentúa la conectividad (espacial, material, color) y trabaja con largas vistas a través del espacio, profundizadas aún más a través de reflejos. Las vistas y el amplio espacio interconectado son los momentos más generosos del apartamento.

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