Ramencraft
Ramencraft es más que un restaurante; es una experiencia arquitectónica y gastronómica que une la tradición con la modernidad, aportando una nueva dimensión a la industria restaurantera de Praga.
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Ubicado en el corazón de Praga, el restaurante ofrece una fusión única de la cultura japonesa, el mundo de los videojuegos con gráficos de 8 bits y la cultura popular en su diseño arquitectónico. Este proyecto surge de la pasión de los inversores por la cultura japonesa, fascinados por la tradición y la cultura pop japonesa, que se refleja en todo el concepto del restaurante.
Un elemento clave del diseño gráfico es el uso de píxeles, que aparecen en todo el interior, incluyendo los azulejos justo en la entrada, que representan a «Czezilla» como una manifestación del enfoque checo hacia el fenómeno cultural japonés. Este elemento visual es una forma original de fusionar el mundo de los videojuegos con la cultura tradicional japonesa, dando a los visitantes la impresión de estar en un entorno lleno de energía y diversión.
La combinación de colores azul y rojo brillante, entrelazados a lo largo del interior, otorga al restaurante dinamismo y vitalidad. Estos colores no solo refrescan el espacio, sino que también enfatizan la atmósfera de comidas rápidas que el restaurante ofrece.
El concepto de Ramencraft aporta una nueva perspectiva al ramen de «comida rápida». Los visitantes pueden elegir su variante de ramen favorita en el mostrador y luego buscar un lugar para sentarse. Pueden optar por sentarse en la parte delantera del restaurante entre «cabinas» separadas para disfrutar de su sopa sin interrupciones, o en la parte trasera, donde se sumergen en gráficos muy expresivos y experimentan el auténtico mundo de los videojuegos japoneses.
En el interior, la base de hormigón tiene una cubierta que se convierte en una pasarela perimetral que rodea toda la maquinaria. El suelo en forma de píldora permite una circulación óptima de los visitantes alrededor de todo el proceso energético. La linterna de acero y plástico reinterpreta soluciones económicas típicas de edificios industriales para establecer una conexión significativa con la comunidad que sirve: una pequeña catedral de energía. La fachada de láminas de policarbonato – estriadas en tres escalas – se configura como un suave velo blanquecino sostenido por una delicada estructura de alambre de acero galvanizado y pintado. Como toque final, una torre translúcida expulsa el humo blanco resultante de un proceso de filtrado que ocupa la mayor parte del espacio industrial.