La modernidad se adapta a la historia
Casi como una paradoja, la modernidad termina adoptando hábitos de la era anterior. La globalización trajo consigo distintos fenómenos, entre otros, la presencia de marcas internacionales, tanto tiendas de ropa como locales de comida, que se asientan en distintas ciudades replicando la ambientación, distribución y diseño. Sin embargo, y contra […]
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Casi como una paradoja, la modernidad termina adoptando hábitos de la era anterior. La globalización trajo consigo distintos fenómenos, entre otros, la presencia de marcas internacionales, tanto tiendas de ropa como locales de comida, que se asientan en distintas ciudades replicando la ambientación, distribución y diseño. Sin embargo, y contra cualquier pronóstico, sucedió lo inesperado: no fueron las fachadas de las casas antiguas las que se amoldaron a los locales, sino que en algunos casos fue al revés.
Empezando por el reconocido Paseo de Gracias en Barcelona, junto al barrio Gótico, y continuando por las calles de Roma, fueron varias las casas de fachada tradicional que terminaron albergando a los mayores exponentes del mundo globalizado. En la peatonal barcelonesa se destacan las principales marcas de ropa que, junto a sus famosos carteles y logotipos, son reconocidas mundialmente.
Al avanzar por la peatonal se destaca la casa de moda H&M. Hennes&Mauritz comenzaron su carrera con el objetivo de poner el diseño al alcance de todos; hoy la empresa es internacional y justo en Paseo de Gracia alberga uno de sus locales dentro de una casa refaccionada. Pintada de color blanco y con el cartel de la marca colgado en la puerta, se destacan los detalles de la antigua fachada, que se continúan en sus dos pisos que todavía conservan la división de espacios. Si bien se incluyeron escaleras mecánicas, también se mantuvieron las escaleras originales de mármol junto a su imponente baranda. Las puertas de cada ambiente fueron reemplazadas por grandes aberturas y hasta se puede encontrar un patio interno en donde se sitúa otra de las colecciones de la empresa.
Mc Donals es otro de los que decidió adaptarse al ambiente, sobre todo en una ciudad tan antigua e histórica, como es Roma. No solamente mantuvo la fachada para instalar su mítico local cerca de la estación central de trenes y subtes Términi, sino que fue más allá y decidió adecuar los colores del logo de la empresa para que se condiga con la construcción.
Lejos de los clásicos espacios de manual que se encuentran en cada tienda, estas dos marcas son un claro ejemplo de como la modernidad logró adaptarse a la ciudad y encajar de forma armónica entre sus calles y pasajes.